martes, 29 de marzo de 2011

Actividad Nº 6 G16 Cristian David Pulido

•El Barrismo Colombiano (Independizarnos de los Argentinos)

 →Texto Narrativo:

•La evolución de las barras en colombia a sido un proceso lento, porque desafortunadamente estamos 
 esperando a que los argentinos saquen algo para nosotros copiarlo, la evolución siempre va a ser lenta, ya  que en los estadios del país siempre se encontraran sus limitaciones, ya pueda ser por la policía, por falta de         recursos, o por falta de imaginación, ojala entren cambios a las barras colombianas y que sea rápido. 

Encuanto lo de la violencia, otra cosa que también copiaron de los argentinos, ojala esto nunca lo hubieran copiado, pero ya es muy tarde para eso. pero no es tarde para ir cambiando. espero que dejen la violencia en los estadios y dejen de copiar a los argentinos.

→Texto Informativo:

• El término barra brava se emplea en América Latina para designar a aquellos grupos organizados dentro de una hinchada que se caracterizan por producir diversos incidentes violentos, dentro y fuera del estadio de futbol.
Originalmente denominados barra fuerte, por el vespertino argentino La Razón en octubre de 1958, a raíz del asesinato policial del joven Mario Linker en el partido entre Vélez Sársfield y River Plate. El término aparece en Argentina a comienzos de la década de 1960, y luego se fue extendiendo su uso por toda América Latina. En Brasil se los denomina "torcidas organizadas", mientras que en otros continentes son conocidos como hooligans o ultras.
Generalmente las barras bravas utilizan banderas, lienzos y diferentes instrumentos musicales. También se caracterizan por ubicarse en las tribunas populares, aquellas que frecuentemente carecen de asientos y donde los espectadores deben ver el partido de pie.
Este fenómeno se ha extendido, en diverso grado, en diferentes países de América. Generalmente tienen su origen en una subcultura juvenil de carácter urbano, donde se busca la pertenencia a un grupo determinado. Si bien existe una amplia variedad de estas barras en América, éstas tienden a presentar ciertos rasgos comunes: exaltación de la fuerza, el nacionalismo, el sentido del honor asociado con la capacidad de pelear y la necesidad de re afirmación.
Tradicionalmente, se ha asociado a las barras bravas con la marginalidad urbana, y el consumo de alcohol y drogas. En general, en la mayor parte de América estas barras están conformadas por jóvenes entre los 14 y 25 años, mientras que en Argentina los integrantes suelen ser de mayor edad, pues en ese país la tradición está más arraigada. En el resto de los países de América Latina estas barras han adquirido notoriedad progresivamente, al menos desde comienzos de la década de 1990.

→Texto Argumentativo:

•Piden represión. Preocupados –y con muchas razones para preocuparse– exigen mayor presencia policial, suplican por aumentar el número de carabineros, o de usar artillería pesada, si es necesario. Desesperados por los recientes sucesos de violencia en el estadio Pascual Guerrero, los otros protagonistas del fútbol encuentran en la represión la única salida.
Represión, represión y más represión, la misma que en los últimos 10 años –que es más o menos lo que lleva este tema de las barras populares en los estadios–, ha fracasado hasta la saciedad. Cada dos meses, en casi todos los estadios del país, se repite la misma historia: peleas, masa descontrolada, mucho bolillo, un puñal al aire y dos muertos. Nada ha cambiado y las medidas represivas, que son las respuestas inmediatas, se han convertido en paños de agua tibia frente a un asunto que crece cada vez más.
¡Pilas! Los estadios ya suman 80.000 barristas a lo largo y ancho del país y los resultados frente a la violencia arrojan un balance lamentable.
Está bien claro que no ha habido remedio serio y la bomba de tiempo hace tic-tac. 'Goles en paz', un programa dirigido por el padre Alirio –tal vez el único que no habla de represión–, se quedó corto porque resuelve el tema en el estadio a lo largo de dos horas, que es lo que dura un partido con sus entradas y salidas, y no va al problema de fondo que palpita en cada barrio y que se llama marginalidad y exclusión.
¿Qué hacer? ¿Más candela, más garrote; o qué tal una mezcla de zanahoria y garrote? Frente a tanto fracaso con botas, hay una idea que vale la pena atender. Es un proyecto que se llama el barrismo social; nació en las entrañas de las barras, tiene el apoyo de la embajada Suiza y consiste en que, a partir de ellos mismos, se realicen trabajos constructivos que aporten a la inclusión social de los miembros de las propias barras.
La teoría es muy sencilla: los jóvenes que no tienen educación, que están llevados por la droga, que son los que terminan cometiendo los peores errores, ven a su barra como la única cosa con sentido en su vida. Pues bien, varios líderes, cansados con el problema que hace rato también se les salió de las manos, se han reunido en torno a la Fundación Juan Manuel Bermúdez (lleva el nombre de un hincha que asesinaron los paramilitares el 19 de mayo de 2002 en Cisneros, Antioquia), con el fin de proponer programas de ayuda para los que están en la olla y programas culturales para los que quieren hacer música, que es un punto que los une.
Si la barra es lo único en la vida, la teoría es que esa vida sea un poco más constructiva que cantarle a Millos, Nacional o América. Es sólo una alternativa, pero está bien encaminada. Por eso mismo vale la pena atenderla. Pero… ¿sólo represión?.

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